2 de octubre, 2020
*Artículo escrito por Cristina García, Gerente de ATANA, publicado en el número de septiembre de la revista Negocios en Navarra
El escritor nacionalista austriaco Lorenz Diefenbach, publicó en 1873 su novela titulada «Arbeit macht frei» (El trabajo hace libre). Después, en 1927, un programa para acabar con el desempleo en Alemania por medio de la puesta en marcha de obras públicas, tomó este título prestado. Y de ahí a Auschwitz.
Por eso, ligar la palabra trabajo a la libertad da cierto respeto pero, la realidad es que la crisis del COVID ha venido a demostrar que muchas actividades pueden desempeñarse en un ámbito distinto al de las instalaciones de la empresa, con mayor libertad de movimientos y a su vez, con igual o mayor eficiencia. Y eso es así, gracias a las tecnologías de la información y la comunicación y tecnologías móviles (TIC’s/TICM).
Las TIC’s habían revolucionado la vida cotidiana permitiendo conectarnos con amigos, familia, compañeros de trabajo y jefes, en cualquier momento y en cualquier lugar a través de diferentes dispositivos: teléfono, portátil, tablet, asistentes personales, etc. Y ahora, esta nueva independencia espacial ha transformado el papel de la tecnología en el entorno de trabajo, ofreciendo nuevas oportunidades y planteando nuevos desafíos.
En España el 4,8% de los ocupados teletrabajaba antes de la irrupción de la covid-19 según un estudio realizado por Ivielab, del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, sobre la base de encuestas y datos del INE. Desde el sindicato UGT afirman que únicamente el 4% de los trabajadores se rige por un pliego de condiciones con una cláusula que recoge específicamente cómo articular el teletrabajo.
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